AGENDACION, MEDIACION Y CAMBIO SOCIAL: EL EFECTO DE LA TRANSCULTURA.
Rutinas, agendas y medios.
Por: José Ignacio Penagos Hincapiés

Si existe alguna verdad en comunicación es que los mensajes son mediados. Esta verdad muestra a los medios de comunicación de masas y a quienes trabajan en ellos, como protagonistas en esa mediación.

Por un lado, los medios como parte de la industria cultural , se nutren de la materia prima básica que es la sociedad y lo que en ella ocurre. Los mensajes que se median no necesariamente están ligados a lo que la sociedad muestra, sino a lo que quienes trabajan en los medios, quieren ver de ella en un acto de injusticia presupuesta que termina siendo aceptada por todos. Martín Barbero analiza el proceso en Latinoamérica desde el principio del debate en los años 70 cuando la idea de pérdida de identidad, se vinculaba a los medios como transgresores de la cultura generando un rechazo de la cultura dominante mediada, para explicar el subdesarrollo en una trampa en donde para lograr obtener el concepto propio de cultura, era necesario blindarse y obtener una autonomía, haciendo falsas interpretaciones de la visiones cientifistas y culuralistas de la autonomía, dando valor a la ausencia de comunicación propia (Marín Barbero; 1987) lo que explicaría además la vulnerabilidad cultural y dejaría la puerta abierta a la transcultura .

Esta discusión sigue vigente en Latinoamérica y se suma a aquella afirmación que habla sobre que los medios de comunicación obedecen al reflejo de la sociedad y que lo que por ellos se presenta es el producto de ese reflejo, y se acerca mas, de una manera errónea, a una disculpa para justificar los excesos en los que los medios incurren y a explicar el fenómeno de pérdida de identidad, dando culpa a algún acontecer ocurrido en el entorno social y prioridad a los hechos globales.

En la afirmación “La máscara que cubre el rostro, naturalmente sonríe. Pero tras la fachada de nacionalismo casi histérico de los teledifusoras locales –que condimentan con enormes cucharadas de folclore y de patriotismo todos los manjares que preparan- hay en cambio una labor de antinacionalismo sistemático que llena los cuatro quintos del espacio que media entre el himno nacional de apertura y el himno nacional de clausura de la programación”; Pasquali (A. Pasquali; 1969) radiografía la situación de los medios televisivos que persiste en la actualidad y muestra como los medios debilitan la cultura propia y abren espacio a la penetración de culturas hegemónicas.

En este proceso existen varios actores y en medio de cada actor, un interés. Estos intereses llevan a los mediadores y a los medios a ver la parte en vez del todo y a jugar un papel que modifica la el sistema social, poniendo en el tapiz de la cotidianidad, sólo algunos elementos y generando niveles de importancia que limitan la visión del mundo.

Si bien los perceptores de los mensajes mediados, son parte del sistema social y en ellos es activo un sistema de referencia que les permite hacerse una idea del mundo de manera individual, los medios influyen directamente en esa construcción del mundo a través de una sistemática selección de los datos (Martín Serrano; 2004) y que se realiza obedeciendo a esos intereses particulares del mediador y los medios.

Esa selección sistemática de los temas, permite al mediador dar una supuesta prioridad en el orden para presentarlos a la audiencia la información.

Pero tanto medio y mediadores luchan por ser únicos y ser reconocidos como diferentes y mantener siempre la mejor calidad en la información que ofrecen y para ellos los mediadores han logrado generar unos criterios de disciplina en el cubrimiento de los hechos que les permita tener el contacto permanente y ordenado con el sistema social, el entorno y poder lograr generar el proceso de producción informativa y de comunicación de manera que sus intereses se cumplan.

A la selección sistemática se le llama Agendación , al orden y priorización de los temas se le llama Continuidad y a la disciplina organizada para el cubrimiento se le llama Rutina .

La lucha permanente de los medios es por ser reconocidos cada uno en su estilo y con ese reconocimiento, lograr mantener una audiencia la que buscan sea creciente. Esto está enmarcado en la competencia informativa y en la competencia de empresa, apelando a las libertades existentes en el sistema social: libre expresión, libre competencia y libre empresa.

Cada empresa informativa está suscrita a un medio de comunicación, que en ocasiones, son lo mismo; hace hasta lo imposible para que el sistema social y el sistema de referenciación, los identifique como únicos y diferentes. Para ello utilizan siempre diferentes colores, logosímbolos, música, presentadores y nombres que buscan atraer a ese público y venden la idea del criterio como un valor de su personal profesional encargado de la elaboración de los productos comunicativos . Hacen énfasis en sus diferencias, e insisto, se muestran únicos.

Pero esta agendación, es mas que incluir los temas en un listado de prioridades a tener en cuenta para el cubrimiento, pues tiene unos márgenes muy alto de coincidencia entre los diferentes medios y es sospechoso que de un sistema social tan complejo y amplio, con la cantidad de hechos y sucesos que ocurren en el entorno social todos los días que es hasta imposible conocerlos todos, con medios de comunicación tan distintos y con intereses diferentes, mediadores con criterios tan diferentes para el tratamiento de la información; tengan todos una misma agenda y una similar continuidad reflejada por el ejercicio idéntico o casi igual de sus rutinas.

Si. Tan diferentes pero tan iguales que en últimas no se percibe la diferencia mas que en el revestimiento de antena. Cómo puede ocurrir?.

Recurrir a la explicación quizás mirando las “trampas de la sospecha” en medio de la teoría crítica, parte de tratar de interpretar las dualidades de la realidad a las que nos lleva la complejidad de la realidad mostrada por los medios. Tal vez dudar de los medios y sus intenciones mediadores atribuyendo la complejidad a los mismos procesos de comunicación desde la semiología y las nuevas atribuciones que se ha dado a la significación y a lo que corresponde la misma retórica cuando el ojo no ve lo que cree ver o el lenguaje no dice lo que dice (Martín Barbero; 1986) y se deja de lado la inocencia entrando en el campo de lo sinsentido y sospechando de la coincidencia de la visión unitaria del mundo a través de los medios.

Por otro lado, los medios de comunicación marcan una pauta en el comportamiento social e intervienen, directamente para unos e indirectamente para otros, en la construcción, modificaciones y evolución del sistema cultural y el entorno; potenciando con el discurso y la selección de datos y el uso semiótico de los mismos, las posibles interpretaciones referenciales del mundo en sus mitos y rituales, costumbres y manifestaciones, además de acelerar o retrasar el desarrollo de los sistemas culturales y sociales en un claro proceso de intervención cultural.

Las revisiones históricas de los paradigmas culturales y de los planteamientos teóricos de la comunicación y cultura , o de sociedad y cultura , o tal vez de la civilización y la cultura e inclusive de naturaleza y cultura, pasa desde el positivismo, el idealismo hasta el cientificismo y atribuye una concepción diferente del concepto de “Cultura” en su sentido mas puro, obligando tal vez a una redefinición del concepto de cultura, más cuando cada escuela del pensamiento al relacionarla, queda corta en la dimensión hasta el punto en que la mejor forma de definir la Cultura es en un todo etéreo: Cultura es todo y todo es Cultura.

Néstor García Canclini (García Canclini; 1998) analiza cuatro vertientes contemporáneas de la cultura basándose en la relación de los procesos sociales y el esfuerzo que supone su comprensión en un ámbito que denomina la sociosemiótica de la definición de cultura. Estas cuatro vertientes parten de la cultura como instancia en donde cada grupo organiza su identidad, lo que no tiene nada de novedoso y es aceptado desde el siglo XVIII por los antropólogos que estudiaron cómo las sociedades se organizan para construir identidad y reafirmarse en ella, según lo expresa. García retoma esta primera vertiente para analizar cómo esta visión es vigente y resalta que esto ocurre a nivel global y no sólo en étnias y este proceso permite que cada sociedad se pueda abastecer de repertorios culturales convirtiendo en complejo el sistema cultural. Esto presupone que la cultura se produce en el ejercicio cotidiano de procesos sociales que arrojan resultados visibles expresados en industrias culturales y la validación del otro y los conceptos colectivos como el de entorno y ciudad. En este sentido da cabida al término multiculturalidad , como la permisión de varios repertorios culturales coexistentes.

Esta vertiente, al hacerle una lectura pragmática, muestra un sentido que para los medios de comunicación Colombianos, les permite encontrarse y ubicarse dentro de los parámetros culturales propios reconociéndose dentro del sistema social al que pertenecen e identificando el público televidente para segmentar sus productos comunicativos realizando una determinada selección de datos. En este espacio se ejecuta una segmentación de públicos o audiencias para hacer congruente la producción de mensajes adecuados, apelando a principios de identidad y reflejo-espejo del relato con la supuesta realidad social. Se basa en la observación de las dinámicas propias de la sociedad y en la inmersión dentro de la dinámica.

La segunda vertiente está enmarcada en lo que antes se expresaba como un esfuerzo de los medios por justificarse en su acción: La cultura es vista como una instancia simbólica de la producción y reproducción de la sociedad. Se atribuye en este sentido, otro elemento semiológico de la significación de la cotidianidad de la sociedad y un poder de reconstruirse mediante interacciones cotidianas en el marco de relaciones de los actores sociales y una reacción colectiva a los sucesos que se comparten. El planteamiento alcanza complejidad, cuando se pregunta si ¿la cultura es la totalidad de la vida social?.

Con esta pregunta es evidente que se hace necesario el replanteamiento del término cultura y la relatividad existente a la luz de las acomodaciones de las relaciones superpuestas como en este caso de sociedad y cultura. Pero volviendo a García Canclini, este no cesa en su intento de auscultar en la sociosemiótica y traduce la complejidad suscribiéndola no a los procesos culturales como en la primera vertiente, sino a las prácticas sociales y atribuyendo a esas prácticas, significación desde lo más elemental hasta lo mas complejo . Esto es desde el campo de lo artífice-metodológico, hasta la visión de la “teoría ideológica de Althusser, cuando decía que la sociedad se reproduce a través de la ideología”.

Los medios reproducen este esquema a un amaño interesado que les fortalece y reafirma en su acción como consecuencia del quehacer cotidiano y les permite tomar licencia para –como parte de las prácticas sociales- intervenir en ella sin que sean tomados como intervencionistas y viéndose su actuar, como “normal” dentro del sistema social . En este caso, tanto el medio como el sistema se retroalimentan de la práctica y es el sentido ideológico el que se incorpora en el discurso mediático permitiéndose valorar, calificar los comportamientos sociales.

Una tercera vertiente es la cultura como una instancia de la conformación del consenso y la hegemonía. Apela en esta vertiente a la conformación de cultura política y de legitimidad y atribuye a la cultura el espacio en donde se dan los “cambios, la administración del poder y la lucha por el poder”.

En este aspecto, se hace referencia a como dentro de las actividades culturales de la sociedad, se lleva cargado el significado del poder y las relaciones de lo socialmente pactado y aceptado por hegemonía del poder. Haciendo lectura del enunciado, queda planteado como si la cultura fuera en sí la sociedad, pero frente a este planteamiento, García Canclini se queda corto en palabras para intentar explicarla. No obstante, es claro y colectivamente aceptado que el poder se ejerce de acuerdo con los parámetros culturales y da explicación a lo folcklórico de algunos gobernantes y la simbología que emplean para el ejercicio de sus modos de Gobierno .

Pero haciendo una lectura mas profunda, se puede llegar a concluir que en la relación social que se hace de medios y poder, se otorga precisamente a los medios un nivel de poder. Es común escuchar que éstos son el cuarto poder, suponiendo que existe otros tres dentro del sistema social y que equívocamente han sido concertados desde una visión democrática desde la organización de las instituciones sociales como un primero el Ejecutivo, un segundo el Legislativo, un tercero el Judicial y como cuarto los Medios.

Ante eso, es importante resaltar la palabra equívocamente, pues desde el punto de vista de la relación cultura, sociedad y comunicación, estos cuatro poderes podrían enmarcarse en un primero el Poder Político, un segundo el Poder Militar, un tercero el Poder Económico y un Cuarto el Poder Mediático . Todos estos mostrados dentro de un esquema cultural pactado por el sistema social tanto desde procesos culturales y prácticas culturales.

Finalmente, García hace referencia a su cuarta vertiente en la que retoma una palabra continuamente utilizada por Bourdieu hablando del eufemismo y plantea la cultura como dramatización eufemizada de los conflictos sociales. Con esto se atribuye la tendencia ya analizada y estudiada desde la antropología en donde los ritos y manifestaciones culturales son una manera de reflejar colectivamente representaciones simbólicas de eventos y situaciones pasadas. En este sentido, la danza, el teatro, las festividades, se convierten en conmemoración de episodios que disfrazados de fiesta, pretenden no olvidar un gran dolor, una batalla, un renacimiento o una liberación.

En este nivel, se comparte el espacio de creación popular e imaginarios colectivos asociados a la memoria y a la visión de “disfrazar” el conflicto social en celebraciones y productos culturales ritualizados y llevados a la retórica de las artes, la representación teatral, la música, la pintura; pero además es la vía por donde los medios de comunicación han logrado aproximar el tema de la agendación de temas y la ridiculización como forma de reírse de los problemas.

Los medios se valen de esta vertiente para lograr anestesiar la realidad social y hacer que esta sea menos dolorosa y enaltecen el discurso y el relato para hacer de lo difícil, algo fácil. La base de las agendaciones mediáticas, están dadas por los calendarios de celebraciones y fechas significativas para el sistema social desde el punto de vista de identidad y significación cultural como el caso de fiestas patrias, religiosas o conmemorativas de eventos y situaciones de dolor.

Tomando estas vertientes como modelos, los medios, de alguna manera, condicionan a sus audiencias en la forma de vestir, de actuar, de establecer relaciones, validan elementos culturales al punto de mostrarlos avanzados, retrógrados, ágiles o lentos y además dicen qué comprar, qué escuchar, qué comer, a donde ir de turismo, dicen como relacionarnos con el entorno (caso del clima), a quien seguir en el plano político y en quien creer o por quien votar.

Esto es impactar directamente la creación popular, la cultura popular e intervenirla en su propia dinámica, valorando a unas y subvalorando a otras y ejerciendo visibles muestras de manipulación con técnicas de persuasión que retroalimentan en espiral logrando generar sutiles cambios que, con el tiempo, son enormes.

Los medios reafirman con la agendación lo que es digno o no de ser tenido en cuenta para ser comunicado y esa valoración y selección, determina el nivel de validez de la creación popular. Es el medio lo que decide que pertenece a la masa o a la élite, es el medio lo que aprueba o desaprueba una obra de teatro, una escultura, determinando que es bueno, que es malo, que tiene o no calidad.

En este sentido, los medios y mediadores, en su proceso de elaboración y difusión de los productos comunicativos, ejercen presión sobre el sistema social y cultural y, al intervenirlo, explotan elementos no visibles que deben ser detectados certeramente, imponiendo, en el proceso de agendación, opinadores y personajes a quien les asignan algún poder relevante a manera de experto , creando íconos de referencia a quien encargan una autoridad mediadora; de esta forma acreditan actores sociales específicos manteniendo la relación cultura y sociedad y reteniendo los diversos poderes de influencia y autoreafirmación.

Para esto los medios hacen uso de otros instrumentos de comprensión y análisis del sistema social y la medición de los niveles de identidad y cultura de sus integrantes. El mercadeo basado en la estadística, por ejemplo, funciona como una matriz activa de investigación social que analiza la disposición que las subculturas, las tribus culturales y los grupos culturales; tienen para aceptar o rechazar mensajes que los influencien.

Estas son mediciones que sumados a las teorías de la espiral de la opinión pública, pueden conducir al desarrollo sistemático de mensajes persuasivos que acuñen o posicionen desde un producto de consumo, un candidato o una idea, como un producto cultural que cumpla con los parámetros. Este producto cultural se empaca dentro de los arraigos mas propios de la sociedad, apelando a elementos emocionales, irracionales que se mimetizan o camuflan dentro de los elementos que condicionan la identidad, el arraigo, la tradición y la cultura.

El nivel de influencia está condicionado a su vez al capital cívico institucional , que no es mas que la predisposición colectiva para aceptar o rechazar un mensaje y con ello convertirlo en acción o práctica social. El capital cívico institucional, toma a la sociedad como una institución cuyos niveles de fortaleza están dados por los altos o bajos niveles de arraigo, educación, identidad, tradición; elementos culturales que condiciona la fortaleza de esa comunidad para ser permeada o resistente a la influencia y a los mensajes y las propuestas de cambios.

Desglosando el término, se puede recurrir a explicarlo en el sentido marxista del capital donde existe un recurso que en este caso es una fuerza o fortaleza, lo cívico de unión colectiva ordenada para producir sociedad y lo institucional en el reconocimiento de la sociedad como sistema.

Esto explica porque, por ejemplo, una comunidad concreta logra acceder en mayor o menor medida al las reconfiguraciones del mercado o al acceso tecnológico o a la modificación de cambios sociales; explica porque unas comunidades y no otras son mas industrializadas y acceden –con iguales posibilidades- al desarrollo o a los designios de la civilización.

Los modelos de comunicación para el desarrollo e integracionistas , han planteado que la movilización social está determinado por ese capital, que es la fuerza colectiva que permite lograr que una cultura logre ser dominante y otra dominada o que logra que pueda entenderse a si misma llegando a acuerdos y pactos a su interior con mayor o menor facilidad.

Entre tanto, los medios utilizan estas mediciones y hacen lecturas para justificar su existencia y acuñan desde terminologías hasta la creación de héroes y villanos de acuerdo a los parámetros culturalmente aceptados del bien o el mal; o reafirman o critican la actuación de la sociedad buscando convertirse en el vocero del sistema mostrándolo permanentemente desde una sustracción tácita y que se evidencia cuando los medios divulgan encuestas en donde se separan abiertamente con frases como: “más del 70% de los colombianos aprueban la gestión del Gobierno”.

Una forma sutil, es cuando se impulsan los estudios de hábitos de consumo cultural y que en la espiral dialéctica del sistema de producción cultural, el consumo se ejerce a través de los mismos medios.

La sociedad General de Autores y Editores de España, adelanta estudios y expide informes que sirven para, de modo estadístico, entender la dinámica del consumo cultural y hacer una lectura del capital cívico institucional de los españoles, concluyendo si es o no permeada la cultura española por productos culturales foráneos y entender la fenomenología de la producción cultural.

En este sentido, la SGAE, busca medir los intereses de los españoles con respecto a la música, el teatro, las artes audiovisuales como el cine y e video, la televisión, los libros y la lúdica cultural como museos, reuniones sociales y aficiones culturales entre otros.

Estos estudios no se miran desde la visión de la producción cultural, sino desde el consumo y no se hace comparativo entre producción y consumo. Las conclusiones se convierten en la radiografía que –como lo hace el mercadeo- muestra tendencias y permite que los medios puedan atacar con sus productos mediados, aquellos resultados en donde la sociedad muestra mayor debilidad y refuerza los de mayor interés.

Las conclusiones se expresan de manera curiosa y coloquial, cuando se afirma por ejemplo: “…la industria musical en España goza de buena salud, en especial en su vertiente “moderna” y que su crecimiento depende principalmente de la mejora de los indicadores socioeconómicos y del nivel de vida de los ciudadanos que les permita acceder a más y mejores equipamientos y disponer de mas recursos económicos que destinar a actividades musicales, como compra de discos o a la asistencia a conciertos”. (SGAE; 2000)

Estas mediciones se complementan con las realizadas por el Estudio General de Medios EGM en donde, al igual que los estudios SGAE, miden por edad, por capas sociales, por territorialidad, por horas de mayor consumo, en una radiografía que muestra la vulnerabilidad social en materia cultural para incrementar consumo.

El acceso y la venta del “poder acceder”, es otro de los elementos que condicionan el proceso de agendación de temas y mediación. Este concepto está ligado a otros como el de globalización, mundialización e internacionalización. Se trata de acceder a nuevas experiencias individuales o colectivas, en una abierta invasión cultural basada en el conocimiento de lo inaccesible hasta ahora para el ciudadano común.

Se busca entonces llegar a donde pocos han llegado para poder contar la experiencia y hacer que se transgredan los límites. Poder acceder y conocer nuevas culturas, conocer nuevos lugares, conocer nuevos ritos, conocer nuevas culturas, saber que se siente. Ese poder acceder, si bien alcanza a ser restringido, es la disculpa mediática para colectivizarlo. En este caso si usted no puede, alguien lo hace por usted y se lo cuenta. Los medios y en especial la televisión, ha aprovechado esto para generar ventanas de acceso a través de nuevos contenidos y propuestas de programación, insertados en géneros como el documental, el deporte extremo, la aventura y el diario de viaje.

La creación de canales de televisión como Discovery Channel y Nacional Geographic, son la muestra de hasta donde el acceso se ha mediado y sirve, a su vez, como ventana de transculturización que ofrece viajar sin tener que moverse de casa, pero en donde hay que pagar para acceder a esta programación. Programas como el Cazador de Cocodrilos, muestra encuentros cercanos de alto riesgo y ofrece la posibilidad de saber que se siente enfrentarse y pelear con descomunales animales con quienes nunca persona alguna quisiera encontrarse en un viaje a Australia o al Amazonas.

La mediación logra también convertir a la más común de las personas en estrellas pasajeras con derecho a los 15 minutos de fama en programas como Gran Hermano, Factor X en Colombia, Operación Triunfo en España, todo permitiendo el acceso a participar de un reality.

El poder mediador está en lograr cambios históricos y que son aquellos que realmente modifican los modos de pensar y actuar y que se van introduciendo sigilosamente en la sociedad. Un día se advertirá que todo lo que se conocía ya es pasado y, de repente, el ser humano se encontrará en un mundo completamente nuevo (Rifkin, Jeremy; 2000) sin que siquiera se perciba el cambio y la transformación. Esto es el cambio social desde la transcultura, que supera el concepto de multicultura. Es un intercambio de repertorios culturales paulatinos y la adopción casi imperceptible de nuevos patrones culturales que irán creando una nueva cultura.

Rifkin atribuye este proceso a la configuración de una nueva cultura del capitalismo y hace referencia a cómo se transformarán parámetros tan básicos de la cultura como las relaciones sociales y la relación con el entorno y cómo hasta la industria cultural más antigua como lo es el trabajo, cambia su concepto y será negocio lo que jamás se consideró trabajo.

Pero los medios tienen aún una carta más para lograr la transformación cultural y los cambios sociales. Dentro de su agenda se encuentra el tema tecnológico, antes mostrado por los medios como ciencia ficción, son hoy realidad y es así como la tecnología configura una nueva industria cultural para su servicio. La tecnología crea nuevos medios y estos nuevos códigos culturales y sociales, modifican rápidamente los conceptos del sistema social por un sistema de redes y sociedades virtuales. Es una nueva configuración del ser humano que modela nuevas tendencias en la estructura de la producción de comunicación y de los mismos productos comunicativos. La influencia de los medios masivos, compite en contenidos con los generados por sociedades cerradas que se blindan, pero que a su vez obtienen retroalimentación.

Medios masivos o no, son medios y sus propietarios –emisores naturales- continuarán monitoreando y mediando en la forma de hacer que se transmitan hasta las emisiones cerradas. El poder del software, la publicidad, la movilización y la información instantánea. Todo agrupado en multinacionales productoras de tecnología y contenido y que en palabras de Manuel Martín Serrano, son productoras de mediaciones estructurales y cognitivas.

Pero para Rifkin, esto también es acceso; acceso a las redes, acceso a la tecnología, que en un principio será selectivo y que seguramente aumentará la brecha del acceso entre países pobres y ricos en aras de la internacionalización y del mundo global (Rifkin; 2000); mientras para Jesús Martín Barbero, las matrices culturales buscarán redescubrir lo popular revalorizando las articulaciones de la sociedad civil, sentido social de los conflictos mas allá de su formulación política y reconocimiento de experiencias colectivas. (Martín Barbero; 1987) Esta reformulación es la base de la creación popular.

La cultura popular, como parte del sistema social es el ámbito en donde todo este proceso se da. Es en este sistema desde donde se crea la información, se crean los referentes, desde donde nacen los sucesos, hechos y datos que los mediadores seleccionan para producir los relatos que el medio de comunicación dará a conocer y difundirá al sistema social afectando su creación y su cultura. Pero cómo puede ocurrir?

Todos las anteriores apreciaciones son puntos de partida para el análisis que pudiera responder esta pregunta y las tantas que de ella se desprenden. Encontrar un fondo y los elementos que intervienen en el proceso de mediación definida y propositiva de acuerdo a estos intereses sistemáticos que buscan intervenir consciente y calculadamente en el sistema social, es el propósito y el objeto de estudio para lo cual es necesario entender los procesos de creación popular, las mediaciones y los procesos. Una posible respuesta estaría en revisar el concepto de cultura para entender si el efecto de transcultura del que se habla hoy, obedece a las percepciones reales y si los modelos de mediación se hacen válidos en una posible relación de cultura y mediación.



BIBLIOGRAFÍA

• Martín Barbero, Jesús. PROCESOS DE COMUNICACIÓN Y MATRICES DE LA CULOTURA. Itinerario para salir de la razón dualista. Felafacs, México. 1987.

• Martín Barbero, Jesús. DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES. Ed. CAB. Bogota. 2000.

• Martín Serrano, Manuel. LA PRODUCCION SOCIAL DE COMUNICACIÓN. 3ra ed.. Ed. Allianza, Madrid.

• Pasquali. A. ON THE CONVERGENCE OF NONLINEAR SIMULANEUS DISPLACEMENTS. J. Computer Systems Collection. 1969

• García Canclini, Nestor. CULTURA Y COMUNICACIÓN: Entre lo Global y lo Local. Universidad Nacional de La Plata. Argentina. 1997

• Rifkin, Jeremy. LA ERA DEL ACCESO: La Revolución de la Nueva Economía. Ed. Paidos. Barcelona. 2000.

• Costa, Peré Oriol y otros. TRIBUS URBANAS. El Ansia de Identidad Juvenl: Entre el culto a la Imagen y la Autoafirmación a través de la Violencia. Ed. Paidos. Barcelona. 1997.

• Piñuel, José Luis y otros. ENSAYO GENERAL SOBRE LA COMUNICACIÓN. Ed. Paidós. Barcelona. 2006.

• INFORME SGAE, sobre hábitos de consumo cultural. 2000.